¿Cómo pudiera llegar a ser Cuba un país próspero?

¿Cómo pudiera llegar a ser Cuba un país próspero?

  El conservadurismo del Estado cubano para enfrentar los desafíos económicos impide la
prosperidad y con ello se corre el riesgo de perder la Nación cubana.

Por: ENIX BERRIO SARDA.
  Múltiples pudieran ser las respuestas a la interrogante anterior. Y es así porque cada persona tiene
su propio concepto de prosperidad que va construyendo a lo largo de la vida teniendo como
referentes el trabajo personal y la experiencia de los otros.
A pesar de ello, nadie niega o reniega de ella. Usted quiere tener prosperidad, él y ella también;
todas y todos queremos que Cuba sea un país próspero. Pero, ¿qué significa ser próspero? ¿Es algo
que depende solo de las capacidades individuales? ¿Es sinónimo de tener mucho dinero? ¿Se
puede ser próspero en un entorno que no lo sea? Y repito: ¿Cómo pudiera Cuba convertirse en un
país próspero?
  Las personas pueden desear algo sin que ello signifique su prosperidad. Las instituciones pueden
desarrollar políticas bien intencionadas pero las mismas, al no ser coherentes, pueden no promover
la prosperidad sino el retroceso o el estancamiento. Sin embargo, por un mecanismo inherente a la
naturaleza humana, una buena parte de nosotros solo identifica la prosperidad con el aspecto
económico. Aunque la prosperidad tiene un contenido subjetivo, indudablemente está ligada a
la situación económica y al mejoramiento continuo de las condiciones de vida.
  Si esas condiciones de vida son precarias, las personas se aferran a la búsqueda de seguridad y
subsistencia. Se vuelven hacia sí mismos. Si no se tiene comida o un techo es difícil que se piense
en artes o en Filosofía. Si sus vidas son miserables, las personas son infelices porque en ese
escenario proliferan las miserias humanas y se pierden los valores tradicionales que consolidan una
Nación. Pero en la medida que se tengan resueltas las necesidades básicas y perentorias, las
aspiraciones y creencias de las personas estarán ligadas a la búsqueda de su realización
profesional, el altruismo y la solidaridad. La prosperidad también se derrama.
  Desde la ciencia económica se ve la prosperidad en interrelación dialéctica con el crecimiento y el
desarrollo. Pero la manera en que se aprecia el desarrollo está determinada por la creación de
riqueza. Si en Cuba no hay un crecimiento económico sostenido en el tiempo, se lastrará la
prosperidad y la manera en la que las cubanas y cubanos percibimos el bienestar hacia el futuro.
  No puede tampoco lograrse prosperidad individual sin un marco colectivo con una economía
fuerte y sana, instituciones responsables y la garantía de las libertades para hablar, pensar,
opinar, reunirse y tener participación real en la toma de decisiones que nos implican y
favorezcan la autorrealización y calidad de vida razonable de cada individuo.
  El entorno macroeconómico cubano se encuentra en presencia de una dinámica negativa que viene
dada por el modelo económico incapaz de generar recursos para el desarrollo y la democratización
del País.

  No hay dudas de que el impacto de las dificultades económicas y los gravísimos errores en materia
política e ideológica han generado en Cuba un avance del individualismo y del egoísmo, así como la

percepción negativa de amplios sectores de jóvenes, población afrocubana, población sexo género
diverso (LGBTI), pensionados, intelectuales críticos, migrantes internos, religiosos y deportistas
acerca de las posibilidades para alcanzar la prosperidad, el desarrollo individual y el de la sociedad
en el sistema sociopolítico imperante en la Isla.
  Tal modelo ha estado sujeto a un cuestionamiento inexorable por gran parte de la ciudadanía y los
actores de la Sociedad Civil no reconocida por el Partido Comunista de Cuba, organización sumida
en una profunda crisis de identidad, de representatividad y, por tanto, de legitimidad y cuyo liderazgo
se muestra represivo ante las críticas a sus promesas constantemente repetidas y siempre
incumplidas de un futuro mejor.
  El proyecto oficial del Estado cubano para salir de la crisis económica y social contempla en un
periodo de tan solo 12 años la construcción de una Nación cubana “…democrática, próspera y
sostenible”, en un entorno político monopolizado por la dictadura partidista y donde al sector privado
se le pone cortapisas para su desarrollo a la vez que se impide el derecho de participación de la
emigración en la reconstrucción económica del País.
  Proyecto falaz, cosmético y demagógico; inviable por reaccionario y gatopardista que solo demuestra
falta de coraje político del liderazgo partidario. La irresponsabilidad política del Estado cubano es tal
que impide a los actores de la sociedad civil opositora su derecho a presentar, unida en su
diversidad, el proyecto transicional de País que indiscutiblemente es el que responde a las
necesidades históricas de la Nación cubana porque favorece la transición pacífica hacia un modelo
económico y social de desarrollo con características nacionales donde prevalezcan la democracia y
un gobierno transparente, responsable y participativo, el respeto a los derechos humanos, las
libertades fundamentales y el estado de derecho.
  Lo anterior supone redimensionar el decrépito sector empresarial a partir de criterios de eficiencia
internacionales para cada sector, estimular el desarrollo del sector privado en todas las parcelas de
la economía, lograr tasas de acumulación de capital del 25% del PIB, suprimir la dualidad monetaria
y cambiaria, recomponer las relaciones económicas internacionales del país y fomentar la inversión
de la emigración, en un entorno social que excluya el monopolio unipartidista y potencie la
participación de la sociedad civil y de la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones que les
afecta y atañe.
  Por tanto, el conservadurismo del Estado cubano para enfrentar los desafíos económicos,
impiden la prosperidad y con ello se corre el riesgo de perder la Nación cubana.
  Y para finalizar me permito regresar a nuestro José Martí con su singular capacidad de analizar,
reflexionar, convocar, mediar, convencer y unir: “Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser
culto es el único modo de ser libre. Pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser
próspero para ser bueno.”

EnioBerrio/MH,04-03-2017,Madrid.

Las opiniones y criterios de este comentario son las de su autor, no criterios de la Redacción del diario online Madridhabana.com.

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