José Martí, nuestra América y el equilibrio del Mundo.

 José Martí, nuestra América y el equilibrio del Mundo.

José Julián Martí Pérez, apóstol de Cuba.
José Julián Martí Pérez, apóstol de Cuba.

 José Martí, el hombre más puro de la raza®. Se percibe esa gran verdad en Cuba y buena parte del mundo. Para armonizar la vida bajo las influencias de las corrientes de pensamiento desafiantes del mundo de hoy se necesita encontrar la cultura del equilibrio que emana del pensamiento martiano. Hay que asomarse a su tránsito por la observación de la naturaleza, lo armónico y su intento constante de llevar esa armonía a las relaciones entre los hombres, donde aparece el amor infinito. No es que pensemos como el aldeano vanidoso que cree que el mundo entero es su aldea, sino que la esencia del equilibrio del mundo está en la cosmovisión martiana. El siglo XXI será martiano o no será.

  -Autor del árticulo:  Dr. José Ramón Gómez Cobelo, Profesor Titular de la Universidad de Ciencias Pedagógicas de Cienfuegos.-

  Su vida de revolucionario comenzó en un río, el río Hanábana, límite occidental de la actual provincia de Cienfuegos, cuando vio a un esclavo colgado a un ceibo del monte ¡Y, al pie del muerto, juró lavar con su vida el crimen! José Martí cae en combate en Dos Ríos. Un río, el Hanábana, lo devela al Universo y Dos Ríos lo inmortalizaron para siempre. Hoy como esos perennes riachuelos su paradigma de justicia y libertad cala a la nación cubana. El insigne poeta católico José Lezama Lima –creador y figura cimera del grupo Orígenes al que perteneció también Cintio Vitier, cuyas huellas fecundas aún perduran en la cultura cubana–, afirmó que Martí “es un misterio que nos acompaña”.

  El Dr. Armando Hart Dávalos resume que habiendo vivido solamente cuarenta y dos años, dejó una obra impresionante y se ganó la admiración y los más grandes elogios como escritor y poeta, organizador político y revolucionario, de los más profundos pensadores y de los hombres de más sólida y universal cultura de España que le conocieron o estudiaron su obra. Un hombre de fina sensibilidad, amante de las letras y de lo bello, fue también capaz de fundar el Partido Revolucionario Cubano y organizar y convocar la guerra necesaria. En su pensamiento se halla una integridad que abarca la ética, la ciencia, la poesía, incluso, lo que el llamó “el arte de hacer política”. En esta articulación está en la esencia de la cultura nacional y es su mejor escudo.

  Para José Martí el equilibrio tiene una perspectiva geográfica auténtica y ve el equilibrio del mundo desde América, desde las Antillas y  particularmente desde Cuba:

  Desde Cuba

“…en cuanto la tierra nueva se abra al trabajador, el comercio al criollo, el periódico a la verdad, y la tribuna a la enseñanza, que es un verdadero empleo. iAh, Cuba, futura universidad americana!: la baña el mar de penetrante azul: la tierra oreada y calurosa cría la mente a la vez clara y activa: la hermosura de la naturaleza atrae y retiene al hombre enamorado: sus hijos, nutridos con la cultura universitaria y práctica del mundo, hablan con elegancia y piensan con majestad, en una tierra donde se enlazarán mañana las tres civilizaciones. ¡Más bello será vivir en el lazo de los mundos, con la libertad fácil en un país rico y trabajador, como pueblo representativo y propio!”.[1]

  Desde las Antillas

  El insigne geógrafo, Dr. Antonio Núñez Jiménez,  reconoció que José Martí fue un  profundo observador de la geografía antillana y de sus pueblos, y hombre de fe en un futuro magnífico de la Humanidad, con el decurso de los años se yergue en profeta del superior destino de los pueblos de Nuestra América y, en especial, de los caribeños.

  Como es más conocido su batallar incansable y trascendente en relación con lo que llamó Madre América y Nuestra América, obviamos sus concepciones al respecto, para enfatizar la grandeza y el valor permanente de cuanto dijo acerca del Caribe insular.

  Escribió Martí:

  …las Antillas esclavas acuden a ocupar su puesto de nación en el mundo americano, antes de que el desarrollo desproporcionado de la sección más poderosa de América convierta en teatro de la codicia universal las tierras que pueden ser aún el jardín de sus moradores, y como el fiel del mundo.[2]

  En otro momento apuntó:

  Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo.[3]

  Insiste en la valía del hombre antillano:

  Es el hijo de las Antillas, por favor patente de su naturaleza, hombre en quien la moderación del juicio iguala a la pasión por la libertad…[4]

  Desde América

  En América hay dos pueblos, y no más que dos, de alma muy diversa por los orígenes, antecedentes y costumbres, y sólo semejantes en la identidad fundamental humana. De un lado está nuestra América, y todos sus pueblos son de una naturaleza, y de cuna parecida o igual, e igual mezcla imperante; de la otra parte está la América que no es nuestra, cuya enemistad no es cuerdo ni viable fomentar, y de la que con el decoro firme y la sagas independencia no es imposible, y es útil, ser amigo.[5]

  Para entender el equilibrio del mundo desde la cosmovisión martiana se debe conocer el mundo; su geografía, las grandes divisiones, las regiones, los paisajes y los grupos humanos que lo habitan. Es necesario en estos tiempos hacer una geografía que nos enseñe a conocernos a nosotros mismos, que enseñe el orden y la relación de los componentes naturales entre sí y de estos con el hombre; para que entendamos cuál es nuestra misión en la Tierra y para que nuestros niños aprendan a amar la naturaleza que les vio nacer, la disfruten, la protejan y no se empinen desde la cuna con la mirada hacia el Norte, porque no se puede amar mucho lo que no se conoce bien.

  Es oportuno recordar, cómo quería José Martí que se enseñara la geografía: ¨…una clase de geografía que fuese más geografía física que de nombres, enseñando cómo está hecha la tierra, y lo que alrededor la ayuda a ser, y de la otra geografía, las grandes divisiones, y esas bien sin mucha menudencia, ni demasiados detalles yanquees”¨[6]

  Creo, sinceramente, que si los niños latinoamericanos pudieran aprender la geografía que Martí quería, habría menos codicia por la vida del Norte, menos migraciones descabelladas, y ¿por qué no?, más felicidad en este continente, pues un hombre conocedor de su tierra y enamorado de su entorno es siempre feliz”.

  Han existido, al menos, dos errores metodológicos en el acercamiento a José Martí, casi siempre, la ausencia del historicismo como principio general de la ciencia y actualmente, la ausencia de la concepción histórico-cultural de L. S Vigostki como herramienta para estudios antropológicos. Esto denota insuficiencias en la cultura metodológica dialéctica, fundamento del quehacer científico contemporáneo.

  José Martí coincidió con el tiempo histórico que le tocó vivir y su creación revolucionaria en la poesía, la política, y el arte de vivir dignamente se corresponden con el desarrollo de las letras y las ciencias en aquel maravilloso siglo XIX, donde realizó incuestionables aportes a la cultura cubana y universal. Es arriesgado pensar en Martí como hombre de todos los tiempos, sin conocer primero por qué fue un hombre de su tiempo, y más aún, si no se sabe explicar y fundamentar, desde la psicología y la antropología, cómo trasciende el pensamiento. Una frase aislada de su contexto puede mediatizar la realidad y servir a objetivos malsanos de quien la utiliza, de ello existen innumerables pruebas en estos tiempos.

  Intentar tener siempre una frase martiana para cada actividad o rama del saber no es razonable. Martí no lo dijo todo, lo más trascendente de su obra es lo inconclusa que resulta en puntos esenciales del saber humano, en la invitación constante a la búsqueda y al descubrimiento de la verdad. Muchas de sus tesis son brillantes anticipaciones, pero nunca propuestas definitivas que limiten el desarrollo y detengan el curso de la historia.

  La vigencia del tiempo martiano es historia; es decir, hay que verlo en el desarrollo de la sociedad cubana e internacional del siglo XIX, en la actividad revolucionaria y creadora de aquella época. Enalteció, para siempre, el proceso fundacional de la patria, la identidad cultural y la libertad de la nación cubana. La psiquis es algo dado internamente al sujeto, sea en la estructura del cerebro o en el alma, la existencia real del pensamiento de José Martí se debe ubicar en su espacio-tiempo. Su personalidad ascendió astronómicamente y hoy es paradigma para los cubanos que aman y crean, pero condicionada por el desarrollo histórico-cultural del tiempo que le tocó vivir. Hoy tenemos su grandeza de patriota, su legado cultural, su cosmovisión del mundo y su amor infinito.

  Los estudios psicológicos, o mejor antropológicos, realizados en los textos martianos demuestran el desarrollo astronómico de su personalidad. La psiquis de José Martí refleja, sin dudas, la historia social de su constitución, en una sociedad donde colisionaban los hechos humanos y el verdadero amor al prójimo era solo una esperanza. Se refugió en la naturaleza como bálsamo purificador, conquistó su armonía, que dejó palpitante en toda su obra y hoy se ofrece bondadosa para sanar las heridas y asegurar el tránsito de lo fragmentado y roto, a la unidad de todos los cubanos.

  La cosmovisión martiana puede trascender a su tiempo porque refleja la totalidad de sus principios, opiniones y convicciones, que en última instancia determinaron su moral, su conciencia política y su lucha constante por  la libertad. Es el prisma a través del cual percibió y reflejó la realidad circundante. En su cosmovisión la relación es un fundamento esencial. La cosmovisión martiana constituye un nodo de la cultura cubana y universal que favorece el desarrollo, cuya expresión es el movimiento renovador de la verdad hacia el futuro.

  Para entender cómo la cosmovisión martiana trasciende a su tiempo, es aconsejable apoyarse en el materialismo dialéctico e histórico y así explicar el cambiante mundo de hoy, desde la perspectiva de dicha cosmovisión, sin traer los textos martianos literalmente a nuestra actividad. Muchos autores reconocidos han bebido en la fuente inmensa de las obras completas de José Martí, pero no está terminada la búsqueda. En esta fuente todos podemos beber, pero desde nuestro tiempo. Esto es la aplicación consecuente del historicismo como principio general de la ciencia.

  Para que siempre nos acompañe el Maestro hay una triada de conceptos, explícitos o implícitos, que permiten entretejer en lo epistemológico, los fundamentos de su legado cultural: Patria, Cultura y Libertad. Patria es un concepto clave en su obra, alrededor de Patria se pueden hilvanar los demás, pero Cultura y Libertad están estrechamente unidos al mismo. Martí introduce en el tiempo y el espacio, como categorías filosóficas, las relaciones estructurales entre dichos conceptos, veamos sus dimensiones:

  • Cultura, desde la identidad hasta lo universal.
  • Patria, desde su país hasta la humanidad.
  • Libertad, desde el hombre hasta la Patria.

  Finalmente, la interdependencia dialéctica entre Cultura y Libertad, la relación entre ambos conceptos, pone las tres categorías en ascenso constante hacia la sabiduría, la libertad y el amor infinito. Este movimiento es el desarrollo, que devela la causalidad de la libertad. Ahí, la relación dialéctica que permitirá vivir siempre con la cosmovisión martiana al potenciar la cultura como fuente y sostén de la libertad. Encontró Martí el nexo más estable entre la madre naturaleza y la segunda naturaleza; es decir, la naturaleza social del hombre. Descubrir la armonía natural en la madre naturaleza y llevar esta a la sociedad fue su anhelo constante. Sus textos, generalmente, van de lo natural a lo creado por el hombre y reflejan las huellas de su breve, pero fecundo y hermoso andar por la vida. Ese sendero conduce al descubrimiento del entorno martiano y nos aproxima más a su cultura.

  Debemos cuidar, desde la ciencia contemporánea, que los aportes de esa cultura martiana trasciendan a todos los tiempos. Piénsese cuántas ramas de la ciencia, la tecnología o la producción surgirán en quinientos, mil o dos mil años más. Para entonces, y para quienes trabajen o estudien esas ramas, también se necesitarán las doctrinas del Maestro, de modo que hay que prever científicamente el futuro porque será bello, hermoso y posible, si es martiano.

  La cita de un texto escrito por José Martí es común en lo informes científicos, pero dicho procedimiento es insuficiente para ser consecuente con su cosmovisión de la ciencia. Mucho se habla hoy de ciencia en Cuba y en particular en Cienfuegos, pero poco se ven los resultados científicos aplicados a la producción, a los servicios y a la vida toda. Los resultados convertidos en tecnología auténtica, todavía, son una esperanza. Valiosos informes científicos permanecen guardados en originales archivos y en muchos casos mueren con sus autores o anticipadamente.

  En nuestra cultura actual suele hablarse mucho y decirse poco, lo que se aleja del estilo fundacional martiano. Se contribuye así a que seamos poco eficientes en la divulgación de la ciencia porque los informes contentivos de resultados científicos deben ser claros, directos, precisos y sobre todo amenos, para que su generalización sea una necesidad y una posibilidad para todos. Seguramente la visión martiana de la ciencia puede ayudar a los científicos de hoy a alcanzar el punto culminante del proceso de investigación: la generalización de los resultados. Lo que no es deleitable, generalmente, no se populariza porque pocos lo leen y muchos menos lo entienden.

  Que útil sería concebir la idea martiana de que “La ciencia amena se va haciendo amable; como que amenizar la ciencia es generalizarla.” Es común escuchar innovaciones donde se utilizan principios y elementos de aquí, allá y acullá para dar una solución, aparentemente criolla, a un problema o necesidad social en Cuba, pero falta la necesaria coherencia que emana de lo auténtico y de la claridad que se tenga de lo singular y lo universal en la política científica. Para el Maestro “En la política de América, es riesgosa la idea de política del continente, porque con dos corceles de diferente genio y hábitos, va mal el carruaje. Pero la ciencia es toda una, y conviene todo lo que junte a los pueblos.”

  El enfoque sistémico estructural de los procesos investigativos de hoy  debía ser más consecuente con la percepción de José Martí del concepto de ciencia, al respecto precisó: “Ciencia es el conjunto de conocimientos humanos aplicables a un orden de objetos, íntima y particularmente relacionados entre si.” Entonces, cuando se revelan estas relaciones extrínsecas e intrínsecas, se hace ciencia y se honra la memoria del gran pensador, convertido asimismo en uno de los más grandes divulgadores de la ciencia en el siglo XIX. Cuando esas relaciones no son evidentes la ciencia no se puede generalizar porque no se ha hecho ciencia. Quién descubra una nueva relación y no la cuenta bien a otros ha dejado inconcluso el proceso científico.

  La ciencia, según esta visión martiana, no solo puede quedarse en encumbrados artículos, porque nos acercamos demasiado a la mitología griega. Así, “La ciencia es como Tántalo, que ve el agua de que no ha de beber jamás.” Se necesita hoy estimular el desarrollo social en espacios geográficos concretos, unir a las personas y a los pueblos del continente, desde esta visión coherente de la ciencia estaremos asistiendo al día en que las ciencias sociales engloben también las ciencias naturales y no se hable más que de una sola ciencia. La integridad y la unidad de Nuestra América deben sustentarse en esa ciencia para alcanzar la cultura de hacer una política acorde con las necesidades de los grupos humanos que habitamos esta tierra.

  El impetuoso desarrollo industrial y social que tiene lugar hoy en Cienfuegos clama por la idea de que sea este territorio la vanguardia de un país de hombres de ciencia. En el siglo XXI no puede concebirse la vida sin aplicar resultados científicos a la producción y a los servicios; es decir, alcanzar la tecnología. Las transformaciones en las escuelas tecnológicas responden a esa aspiración, pero la responsabilidad no puede ser solo de estas, vale la pena que la triada ciencia, tecnología y sociedad se aplique como principio en todos los niveles de enseñanza. La enseñanza primaria, fundamento de la educación, debe ser científica para que la esperanza se haga realidad. Los maestros y profesores no son seres tan distantes de los científicos; los primeros resumen la vía recorrida, los segundos abren las puertas secretas del laberinto que se ha de recorrer mañana.

  La ciencia en José Martí es una fuente imprescindible para los que investigan, los que enseñan y los que administran, deja claro el qué y el cómo se debe transitar el camino hacia la vida plena en la patria donde nos tocó nacer y evitar con este enfoque  el sufrimiento de Tántalo. Se necesita ver el agua que hemos de beber y también beberla.

  Para asegurarnos de que el futuro sea martiano es importante seguir el programa científico José Martí y la cultura universal que nos ha facilitado la dirección de la Sociedad Cultural José Martí. Este es una guía para la acción de los estudiosos de la cultura cubana y universal desde la cosmovisión martiana. En este programa se plantean objetivos, líneas de investigación y se revelan puntos críticos de nuestra civilización que merecen ser exhaustivamente investigados para comprender de dónde venimos y hacia dónde vamos.

  El Dr. Armando Hart Dávalos, nuestro presidente, nos ha convocado a todos para investigar dos siglos de historia de occidente, desde investigaciones multidisciplinarias, con la participación de especialistas de diferentes ramas, pero sustentándose siempre en la solidez de la cultura. La inmensa sabiduría de José Martí y de otros próceres; así como, el estudio de hechos sobresalientes en su contexto histórico puede ayudarnos a entender mejor el mundo de hoy y lo más importante, contribuir a la realización de un mundo mejor en el futuro.

  Este programa científico, al responder a los intereses de los pueblos de Latinoamérica con toda su diversidad, permite a los investigadores elegir sus estrategias  y métodos de investigación, aconseja hacerlo, para ser auténticos, sobre el fundamento del método electivo de la tradición filosófica cubana; es decir, todos los métodos y ningún método, he ahí el método. Sin embargo, esto no puede sustraernos de la cultura universal, ni renunciar al materialismo dialéctico e histórico como método general de la ciencia en estos tiempos.

  Algunos falaces científicos dicen que por estudiar en Cuba la filosofía marxista, no conocemos lo suficiente a nuestro José Martí. Nada tan alejado de la verdad, si es que se tienen nociones de la relación ciencia-conciencia y filosofía-ciencia. Marx nos da el método para llegar al todo, Martí. El materialismo dialéctico e histórico constituye el encuadre epistemológico o guía metodológica mejor estructurada para conocer la obra de José Martí. El referido método, fundamento de la ciencia contemporánea, nos acerca a Martí. No hacen falta expresiones casuales que reflejen la coincidencia de los textos marxistas y martianos, nada más ingenuo y paradójico.

   Lo que hace falta del marxismo es el método para descubrir la esencia del pensamiento martiano, de todo lo relacionado con él, de los principios, categorías, regularidades y leyes que subyacen en su obra. Es el camino para llegar a la causalidad, a una caracterización cuantitativa y cualitativa de la obra de José Martí, que permita crear ese “capital martiano,” que tanto se necesita y que nos conducirá siempre a la fórmula del amor triunfante.

  Es juicioso asumir  los textos escritos por Armando Hart Dávalos, ya que precisa que para comprender el significado real de la personalidad y el pensamiento de José Martí para Cuba, América y el mundo resulta obligado situarlo en el devenir de la historia de las ideas cubanas. Los aspectos esenciales para el análisis de ese periodo histórico son los siguientes:

  Las fuentes cubanas que nutrieron a José Martí (I790-I868). El presbítero Félix Varela, defensor de la independencia de Cuba, y José de la Luz y Caballero, fundador de la escuela cubana, constituyen, junto a otras destacadas figuras de esa época, el núcleo forjador de la educación y la cultura que llegaron de manera directa a José Martí a través de su maestro Rafael María de Mendive.

  Su consagración a Cuba, nuestra América y la humanidad (1868-1895). Desde su juramento hecho en la adolescencia cuando se enfrentó directamente a la esclavitud, su entrega a la causa de la independencia de Cuba, el permanente destierro en que transcurrió la mayor parte de su vida que favoreció su americanismo y su universalidad, estudio y conocimiento en profundidad de los Estados Unidos durante su prolongada estancia en ese país, hasta su caída en combate en Dos Ríos.

  Su concepción de la guerra necesaria, humanitaria y breve, que implica la dirección de la guerra con criterio político como único modo de ganarla: la fundación del Partido Revolucionario Cubano para unir voluntades en un apretado haz bajo una dirección unificada, su actividad febril en el terreno de las ideas a favor de la causa de la independencia, y su labor con los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo y otras figuras de la guerra del 68.

  La tragedia que quiso evitar a tiempo el Maestro. La significación cubana, iberoamericana y universal de la intervención de los Estados Unidos en la guerra de independencia de Cuba.

  El renacimiento del ideario del héroe de Dos Ríos (I902-I953).   La trayectoria del pensamiento martiano rescatado por el movimiento antimperialista, socialista, democrático y popular de Cuba durante la neo colonia.

  La presencia del Apóstol en la generación del centenario (I953-I96I). La significación que tuvo el pensamiento de Martí en la generación que emerge a la vida política del país coincidentemente con el centenario de su natalicio en 1953 hasta culminar con la declaración del carácter socialista de la Revolución el I6 de abril de I96I.

  El pensamiento martiano y su articulación definitiva con el ideal socialista. La obra de la Revolución y el contenido de ideas que relacionan el pensamiento martiano y el socialista: la justicia social.

  Lo que hacemos hoy para honrar al 160 aniversario del natalicio del Maestro nos puede engrandecerse como seres humanos, sobre todo, si nos sentimos comprometidos con la realización de sus sueños.

  Finalmente, aprendamos de una pregunta trascendente del Comandante Fidel Castro, que demuestra su grandeza, sus virtudes y su humildad desde los mismos comienzos ¿Voy bien Camilo? Pues, preguntémonos hoy, desde del alma ¿Vamos bien Martí?

 

  Un día como hoy:

  Un 24 de enero pero de 1880, pronuncia discurso conocido como “Steck Hall” en New York.

1892 presenta las Bases del Partido Revolucionario Cubano y los Estatutos secretos  a los miembros del club Los Independientes, New York.

  Autor del árticulo: Dr. José Ramón Gómez Cobelo, Profesor Titular de la Universidad de Ciencias Pedagógicas de Cienfuegos

Referencias

® Idea original de Gabriela Mistral

[1] Volumen 4. Cuba. Política y Revolución IV, 1895

[2] Volumen 3. Cuba. Política y Revolución III, 1894

[3] Volumen 4. Cuba. Política y Revolución IV, 1895

[4] Volumen 1. Cuba. Política y Revolución I, 1869-1892

[5] Volumen 8. Nuestra América III. Honduras – Nicaragua – América Central – Voces. Honduras 1894

[6] Martí José. Obras completas / José Martí. — La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1991. -T 20 p. –219.

jrgc/mh, 19-01-2016.

MH

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